Sinfonia 8 de Bruckner por Karajan
Anton Bruckner trabajó en su Octava Sinfonía desde 1884 hasta 1887. Envió la partitura lista a quien consideró como su "padre artístico", el director Hermann Levi, quien había estrenado tan existosamente la anterior sinfonía del compositor austríaco. Sin embargo, Levi no comprendió la grandeza de la nueva obra de Bruckner, comparándola con la Séptima y viendo en ella un producto inferior, por lo que rechazó el encargo de estrenarla, si bien en forma elegante y considerada, a través de amigos comunes.
Dado el carácter inseguro de Bruckner, este rechazo supuso un golpe demoledor. Así que se dedicó por espacio de dos años a una profunda revisión de su partitura, así como de algunas anteriores. En este caso, la revisión significó una mejora en relación al producto original, que sin embargo no podía ser inferior de ningún modo, como Levi afirmó. Pensemos que de un original de poca calidad no puede resultar una obra maestra, por más revisiones que se hagan. De hecho, conocida la partitura de 1887 se aprecia que la revisión se centró en aspectos como la orquestación (Bruckner aumentó la orquesta requerida en primer término, en el apartado de las maderas especialmente), el cambio de la coda del primer movimiento (de un final exultante al mucho más acabado y misterioso que se conoce desde entonces), un nuevo trío para el scherzo y cortes en el finale, además de cambios de dinámicas y armonización.
Esto como siempre trajo dificultades para la edición de la obra, para lo que Robert Haas realizó un estupendo trabajo, recuperando material suprimido de la partitura original.
El estreno, en Diciembre de 1892 por Hans Richter y la Filarmónica de Viena, fue un triunfo apoteósico y se celebró a la obra como la cumbre del sinfonismo del siglo XIX.
La obra consta de los 4 movimientos habituales, con el primero siguiendo la forma sonata con tres temas desarrollada por Bruckner. Especialmente impactante es la ya mencionada coda, pasaje único en toda la obra del músico, con la célula base repetida hipnóticamente hasta desaparecer. El Scherzo está relacionado con el folklore austríaco, y en el trio aparecen por primera vez las arpas en la orquesta bruckneriana. El adagio es de una belleza excelsa, basculando entre el recogimiento más extremo y la emoción más desbordada. El movimiento final es complejo, exultante, por momentos salvaje y lleno de fuerza. Los momentos oscuros también se hacen presentes, pero al final los temas de los movimientos anteriores se contraponen para, en un ambiente de triunfo total, presentarse en todo su esplendor la célula base, que pone fin a esta magna obra.
Esta vez les dejo una muestra (en wma, con la mejor calidad) de la maravillosa interpretación de Herbert von Karajan con la Filarmónica de Viena. Un Karajan en la etapa final de su carrera, que poco antes de su muerte nos dejó una Séptima y una Octava de Bruckner de calidad insuperable, toda una experiencia:
4 Comentarios:
Buenisima interpretación. Gracias por el aporte
Me moría de ganas por escuchar esta famosa versión, que no decepciona...
El genio de Bruckner en una gran interpretación. Muchas gracias!
Buenas noches Carlos
Podrias subir los dos archivos de nuevo?
Muchas gracias
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