Cuarta Sinfonía de Beethoven

Cuando nos ocupamos de las grandes obras sinfónicas de Ludwig van Beethoven siempre se da preferencia a la "Heroica", la "Quinta", la "Pastoral" o la grandiosa "Novena". Razones no faltan, porque sin duda son las partituras mejor logradas del genio de Bonn y capitales en la historia de la música.
Pero no debemos dejar relegadas al olvido el resto de sus sinfonías, como la Cuarta, en si bemol mayor. Obra de gran valor, por la belleza de su música, llena del característico ímpetu y luminosidad beethovenianos. Y en cuanto a su estructura, se adelanta incluso a la Séptima, pues se inicia con una gran introducción en el que se van desgranando los temas principales de la sinfonía, en un ambiente de gran expectación. El lírico Adagio, el exultante Allegro vivace y el brillantísimo finale (Haydn elevado a la máxima potencia), completan una maravillosa sinfonía. Parece increíble que Beethoven se haya dedicado a su composición para escapar de los problemas que le creaba la Quinta
Les dejo una muestra de la interpretación de Herbert von Karajan al frente de los Berliner Philharmoniker (grabación de los años setenta, su mejor versión):